¿Cómo podemos pedir de nuestros alumnos que sean críticos, reflexivo
y creativos, si tenemos docentes abocados sólo a su propio saber y la trasmisión lineal del mismo?
Reconozco que lo político y lo educativo es transversal a la
tarea docente, es a partir de allí donde se ajustan las clases según los lineamientos
curriculares y el PEI de cada escuela. Pero seriamente se complica cuando no se
tiene en cuenta lo social, lo técnico, los recursos, porque ya no podemos
abordar lo educativo como en el siglo XX, debemos abordarlos desde las
exigencias del siglo XXI porque los cambios de la humanidad con relación a la
distribución del saber, han cambiado.
Echeverría dice que “la sociedad atraviesa una época que
corresponde al tercer entorno (E3) un nuevo espacio estructurado por
tecnologías que extienden las capacidades sensoriales y cognitivas del ser
humano”; donde comienzan a darse interrelaciones humanas. en un ambiente
reticular caracterizado por las interconexiones, esa posibilidad de estar en
todos lados a sólo “un click”.
La conectividad y la expansión en el instante del
conocimiento es clave en esta revolución. Esta situación propia de nuestra
época y de nuestra cultura, abre fronteras, estrecha lazos virtuales, lo
colaborativo enriquece el saber lo magnifica lo fideliza.
Me pregunto ¿dónde ubicamos al docente en esta acción
innata de los alumnos de “googlear” y tener la información al instante?
El
docente esta ahí para guiar, para encaminar y dirigir la búsqueda de la información,
incentivando la investigación y el análisis. Su saber confluye con el alumno,
desde el alumno para re-significar experiencias y conocimientos.
Barbero dice que cambiaron las formas de circulación del
saber , que nada reemplaza a nada. El docente es parte de la circulación
legítima del saber pero, ya no esta solo.
Agrega Barbero: “ Lo que se pone en juego es la capacidad de
las instituciones académicas de rebasar, en la docencia como en la
investigación, el plano de la renovación de contenidos o de técnicas, y
afrontar el rediseño de los modos de producción del conocimiento, rediseño
requerido hoy por una sociedad cuya compresión emborrona las fronteras de los
saberes instituidos, al tiempo que desestabiliza las figuras profesionales
establecidas”.
Negarnos como docentes es cerrar puertas a lo inevitable a lo
que sucederá con o sin la aprobación de los docentes. Estará en ellos, en nosotros,
re pensar las prácticas, actividades, relaciones con le saber y la disciplina, como
conectamos en tanta conectividad. Alejarse es negarse, lo cual sería
in-volucionar.
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