domingo, 9 de junio de 2013

Alfabetización Audiovisual

Civilización de la imagen ,  videocultura,dimensión pantallística son expresiones que cobran fuerza en el último giro de la revolución electrónica. Estos vocablos, inventados hace relativamente poco tiempo, ponen en evidencia la centralidad de las imágenes en nuestras sociedades. Pero, a la vez, hablan de importantes mutaciones culturales, económicas y sociales; de cambios en la percepción del espacio y el tiempo; de transformaciones en el funcionamiento de las instituciones y en los vínculos
entre las personas.
“La vida moderna se desarrolla en la pantalla”, afirma Nicholas Mirzoeff (2003: 17), y se apoya en el hecho de que hay cámaras ubicadas en cajeros automáticos, en centros comerciales, en autopistas, en supermercados. Cada vez son más los hombres y mujeres que se conocen y establecen fuertes relaciones a través de cámaras web. “Ahora la experiencia humana es más visual y está más visualizada que antes: disponemos de imágenes vía satélite y también de imágenes médicas del interior del cuerpo humano”. Auxiliado por la tecnología, el ojo puede llegar a zonas que antes le estaban vedadas.
“Casi siempre hay alguien observando y grabando”, expresa este estudioso de la cultura visual,e invita a repasar sucesos trascendentes captados de manera azarosa por cámaras de filmación.
Podemos dar un ejemplo de envergadura mundial: durante la mañana del 11 de septiembre de 2001,el instante preciso del choque del Boeing 767 de American Airlines contra las Torres Gemelas deNueva York fue capturado por filmaciones de aficionados que estaban en las inmediaciones del World Trade Center.
Si pensamos en el contexto nacional, podemos sumar algunos casos. El 18 de julio de 1994,
en la ciudad de Buenos Aires, a minutos de ocurrido el atentado a la sede de la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) –que causó 85 muertos–, hubo vecinos que pudieron filmar desde sus balcones la columna de humo producida por la explosión. Las inundaciones ocurridas en la ciudad de Santa Fe por el desborde del río Salado en abril de 2003 también fueron registradas –en fotos y videos– por los mismos damnificados. Los sucesos del 19 y 20 de diciembre de 2001, tanto los cace-rolazos, como los saqueos y las movilizaciones fueron, obviamente, tomados por las cámaras de todos los canales de televisión, pero circularon además muchas grabaciones caseras .
Es interesante prestar atención a algo que agrega Mirzoeff (2003): en la actualidad, hay una
distancia importante entre la riqueza y diversidad de la experiencia visual y nuestras habilidades  para analizar esas observaciones y hacer algo con ellas. Las reproducciones visuales muchas veces se muestran inútiles, en la medida en que son incapaces de afectar la marcha de lo sucedido o, aunque sea, de permitirnos siquiera entender lo que pasó. Ver no siempre va unido al entendimiento.


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